== Libros - Publicaciones ==
Jade - Poesía y Pensamientos tempranos 1983 - (ISBN 978-950-562-384-6)
El libro de los Quienes – 2000 - (ISBN 978-987-518-407-7)
Los Osos que piensan – Tomo I y II – 1983 – (ISBN 978-950-562-559-8)
Los Osos que piensan – Tomo III y IV – 1983 – (ISBN 978-950-562-558-1)
Creo – 1998 (ISBN 978-950-43-9516-4)
Un puente sobre el Océano – 2001 (978-987-518-681-1)
Intriga en Venecia – 2002 (978-987-518-958-4)
Pobre Nena – 2003 (978-987-02-0192-2)
Un Padre Inventado 2004 – ISBN 978-987-02-0693-4
Reflexiones a través del tiempo – 2001 (ISBN 978-987-518-406-0) 2011 (978-987-02-5476-8)
La Pareja - (falta completar año e ISBN)
Sitio Internet de homenaje a la escritora Edi Tacchi
LOS OSOS QUE PIENSAN
EL HOMBRE DE BLANCO - Tomo II - Parte III - Cuento 17
Subido a Internet el 13 de Marzo del Año 2013, el día que se elije al Cardenal Jorge Bergoglio como el papa Francisco, nuestro Hombre de Blanco.
Cuando MARRONCICO se despertó con su mano convenientemente enyesada, se vio en un pequeño cuarto todo blanco, tendido sobre una cama alta bastante cómoda.
A su lado estaba el sacerdote de cabellos rojizos, muy cohibido con la mirada fija en el suelo. Otro hombre vestido de blanco, de pies a cabeza, lo estaba observando. Tenía mirada tranquila y una muy suave sonrisa que le iluminaba el rostro ancho y bondadoso.
-¿Quién eres? –le preguntó con bondad.
MARRONCICO alterando su contestación acostumbrada contestó muy mareado:
-Soy un osito que anda perdido.
-¿De dónde vienes? –le volvió a preguntar, tomando asiento junto a su cama en una silla de alto respaldo.
-De muy pero muy lejos… -respondió con gran tristeza el osito- Hay un barco en Sidney que me está esperando. Mi Patria queda aún más lejos.
-¿Y cómo llegaste hasta aquí? –preguntó el “Hombre de Blanco”, recordando algo que leyera en un periódico pero sin darle mayor importancia.
-Me escondí dentro de un avión y el avión partió.
-¿Y por qué te escondías? –siguió preguntando aquél, con mucho interés
-La gente se asombra porque hablo y me sigue por todas partes. Un Juez dijo que era un osito libre y siempre lo fui, pero ya no lo soy –explicó muy bajito MARRONCICO, recordando su linda Patria, donde iba y venía a su antojo-. La curiosidad me ha puesto rejas. Desde que estoy en el mundo de los hombres me coarta la curiosidad y no tengo libertad –hizo una pausa y luego preguntó, pensando en la imagen de la entrada -¿Tú también estás enfermo o perdido como yo?
-Vivo aquí –contestó con sencillez el hombre de larga túnica inmaculada, con suave sonrisa
-Entonces debes conocer a su dueño. ¿Es tan grande como su casa?
-En realidad es lo más grande que existe.
-¡Ya me lo figuraba! ¿Y cómo se llama?
-Dios
MARRONCICO miró al hombre, con algo de alegría asomando en su cansada carita.
-¡Ya lo conozco! –exclamó feliz- La Jueza me habló de Él. Es la Autoridad Máxima de mi Cielosonia. ¡De allí venía cuando nací!. Me enviaron a mi Patria con un mensaje debajo del brazo. Y eso es lo que trato de cumplir
El “Hombre de Blanco” se dijo, que aquel osito del cual dudara cuando leyera de su existencia, era mucho más asombroso de cuanto se podía imaginar.
-¿Qué decía el mensaje? ¿Lo puedes decir?- preguntó admirado
-No es ningún secreto. Decía simplemente que debía ser bueno toda mi vida
-Es el mismo mensaje que traen los hombres, pero suelen olvidarlo –la voz del hombre vibraba entristecida.
-A mí me está dando trabajo… -dijo pensativo MARRONCICO
-¿Te cuesta ser bueno?
-Es que cada uno debe descubrir por sí mismo lo que significa y a veces, ¡estoy hecho un lío!
-¿Por qué?
-Porque creo que ser bueno, significa estar en paz con los demás y uno mismo, ¡sin nada por dentro que nos pique!
-No andas errado…
-Pero sucede, que no me cuesta nada vivir en paz con los demás. Hasta podría vivir en paz con los hombres, si no me acorralan con su curiosidad, obligándome a mantenerme a distancia. Pero, conmigo mismo aún no lo consigo.
MARRONCICO no sabía por qué mostraba su interior de aquella manera. El sacerdote cincuentón escuchaba asombrado la conversación, pensando que el osito razonaba mejor que ciertos cristianos con los que hablaba.
-¿Qué tienes por dentro que no te deja en paz? –preguntó otra vez el “Hombre de Blanco”, mirándolo con sus ojos claros llenos de bondad, donde una profunda comprensión asomaba límpida y acogedora como los brazos extendidos de un padre.
-¡Uf! –sonrió el osito- tengo dos “CHISPITAS” que no están de acuerdo entre sí. No puedo viajar por el mundo y plantar algodón de colores al mismo tiempo. Ni estar con mi familia y andar sobre el mar.
-¿Debes decidir?
-Ya estoy casi decidido. También me gusta pensar y reflexionar y viajando no hago más que tener sobresaltos. ¡No se puede pensar con acierto en medio del bochinche”. Además, siento miedo… -MARRONCICO bajó su cabeza y continuó como avergonzado- Cuando vi tantas caras enojadas, no comprendiendo que no estaba haciendo nada malo, temí por un momento, volverme salvaje como mis antepasados y comenzar a los mordiscos. Mi cerebro se nubló y me sentí mal.
El “Hombre de Blanco” se levantó y se volvió de espaldas, comenzando a mirar por una pequeña ventana. Pasados unos momentos murmuró:
-Ese es mi temor. Que lo bueno no sea lo suficientemente fuerte, para seguir siendo bueno entre el mal que lo rodea.
-Eso me dijeron en mi Patria. Que es fácil ser bueno entre lo bueno. Pero…
-¿Pero qué? –el hombre retornó junto a su cama y el osito vio su rostro brillante como si estuviera llorando.
-Pero hay que luchar. No permitiré que me lleven las corrientes, ni que lo malo que encuentre, me haga olvidar que busco mi “CHISPITA”. ¡Tengo que ser de una vez, lo que deba ser! Aunque ahora no sé. Ya no sé.
-¿Qué piensas? –quiso saber su interlocutor, mirándolo fijamente.
-Que yo no encontré mi verdad, porque viajé sin elegir el camino. A lo mejor, si hubiera viajado a voluntad, terminaría por gustarme ser navegante. Hasta podría viajar con los míos en un hermoso barco, o viajar un poco y otro poco quedarme en mi Patria. No sé
-¿Ahora qué piensas hacer?
-Volver…
-¿Y tus “CHISPITAS”?
-No sé… No sé…
El “Hombre de Blanco” pensó unos momentos y luego, como si una idea le cruzara de pronto por su cerebro, dijo mirándolo a los ojos:
-Antes de volver a tu Patria, ¿te gustaría conocer un poco el mundo, sin que te fuercen la ruta, para luego elegir tu verdadera “CHISPITA”?
-Después de lo que he visto, no creo estar preparado. ¡Ya no iría solo a ninguna parte!
-Podrían acompañarte.
-¿Por dónde yo quisiera?
-Podría ser
-Sí. Creo que eso me ayudaría –los ojos de MARRONCICO comenzaron a brillar como tímidas estrellas- ¡Podría volver a mi Patria, sabiendo de una vez, que me gusta de verdad! ¡Sí, me gustaría!
-Muy bien. Yo te ayudaré
-Entonces escribiré una carta a la Jueza para que avise a mis amigos. Aceptaré esta oportunidad, pero por poco tiempo. Mi familia me espera.
-¿No puedes avisarles también?
MARRONCICO se inquietó.
-Estoy seguro que ellos saben que estoy bien. Y yo sé que ellos están bien –dijo con voz extraña-. Prefiero volver un poquito más tarde, diciéndoles por fin, cuál es la “CHISPITA” que prenderá mi luz.
El hombre sonrió. Vivía para mostrar “El Camino”, pero nunca imaginó que ayudaría a un osito a ser lo que debía ser. Se volvió entonces hacia el sacerdote cincuentón, preguntándole con una hermosa y serena mirada:
-¿Cómo te llamas?
-Cristóbal, Su Santidad –el buen sacerdote sentía deseos de pellizcarse para ver si no estaba dormido.
-Si estuvieras conforme, tendría una misión para ti, ya que estás en el secreto.
El sacerdote se inclinó y besó el anillo de quien le hablaba, pensando que tal vez podría agradecer la gracia recibida, haciendo algo por Su Santidad.
-Estaría muy contento de poder ser útil a Vuestra Santidad –dijo con humildad.
-Entonces hablaremos –el “Hombre de Blanco” miró al osito, diciéndole visiblemente satisfecho por algo que le venía de muy hondo:
-Has traído alegría a mi cansancio. Si un osito puede luchar para encontrar su luz, ¿Qué no podrán hacer entonces mis ovejas?
Después agregó en tren de irse:
-¿Cómo es que lograste civilizarte de esta manera?
-¡Oh, fue muy sencillo! Toda nuestra civilización se basó en la paz y en el pensar y reflexionar a fondo. Empezamos a vivir en paz y nuestro cerebro se fue desarrollando contemplando cuanto nos rodeaba. Con la observación y nuestra inteligencia vino la búsqueda de la felicidad y después, el tiempo nos enseñó, que sólo siendo buenos podíamos ser felices. ¡Todo muy fácil!
-¡Sí –murmuró el “Hombre de Blanco” -. En paz se pueden dar todas las maravillas…
MARRONCICO se dio cuenta entonces, que a pesar de su larga conversación en la que abrió su corazón, no sabía con quién estaba hablando.
-¿Y tú quién eres? –preguntó observando el rostro bondadoso y sensitivo que tan bien lo escuchara.
-Un Pastor.
-¿En dónde están tus ovejas? –el osito había leído fábulas, donde nombraban a las ovejas- no vi pastos por aquí cerca. Sólo piedras.
-Esta Casa está edificada sobre una “Piedra”. Una “Piedra” que le da seguridad
-¿Pero dónde están tus ovejas? –insistió MARRONCICO.
-Desparramadas por todo el mundo –respondió el Pastor de mirada lejana.
-¡Tendrás un buen trabajo con ovejas tan distantes! Te veo cansado. Si yo no tuviera también mi misión, te ayudaría a juntarlas –dijo MARRONCICO, apenado por no poder ofrecer ayuda a quien lo estaba ayudando.
-Tal vez me estés ayudando sin darte cuenta –murmuró aquel con voz muy dulce y serena-. Ahora descansa. Cuando tengas la mano sana y estés más fuerte, trataremos de que tú también encuentres tu “Camino”. Que Dios te bendiga.
-Vendré a visitarte –dijo el sacerdote cincuentón-. Estás en las mejores manos que podrías estar –agregó bajito.
-Ya me di cuenta –sonrió el osito, preguntando al “Hombre de Blanco” que llegaba a la puerta - ¿También eres un “Embajador de Cielosonía”, verdad?
El hombre se volvió para sonreírle con afecto.
-Sólo un Pastor…
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Primero hija, nieta y bisnieta de una familia ejemplar. Luego fue esposa, madre, abuela y bisabuela ella misma ejemplar. Trabajó incansablemente en divulgar sus escritos hasta su último día de vida. Trabajó con una fuerza Superior toda su vida. 14-03-1929 / 07-01-2012 qepd
Edhit María Luisa Gauzellino de Tacchi usó como nombre de pluma Edi Tacchi. Eligió el nombre Edi, porque era el nombre que desearon ponerle sus padres europeos, pero no les fue permitido.
Edi es un nombre femenino muy común en la zona del Piemonte en Italia, de donde son todos sus ancestros. Región que describe muy bien en su novela “UN PUENTE SOBRE EL OCÉANO”. En la serie de suspenso que escribiera al estilo de Agatha Christie, su detective, una profesora de matemáticas jubilada, Mademoiselle Deni Lino, se mueve por lugares europeos y argentinos tan bien detallados, que uno podría pasearse por dichos sitios, adentrándose en los relatos como un protagonista más.
Edi Tacchi se hizo conocida por su obra “LOS OSOS QUE PIENSAN” en la cual, durante más de 700 páginas y a través de 81 cuentos correlativos realmente atrapantes, (se ha dicho “ que uno comienza a leer y no puede dejar la lectura”), va narrando la vida de Marroncico. Un oso que “entre realidades y fantasías que podrían ser realidad”, nos lleva de manera amena y entretenida
a pensar y "pensar antes de obrar”. Obra dividida en dos tomos que agrupan dos libros cada uno: “Marroncico en Osonía”, “El sueño de Marroncico”, “El extraño peregrino” y “La vuelta de Marroncico”.
Edi ha creado libros de auto ayuda y reflexión. “Reflexiones” y el “Libro de los Quienes”, que continúan la serie que comenzó con “Creo” vendido en su totalidad, sigue haciéndonos meditar a fondo sobre la sociedad actual y sobre tributos y valores del “ser”, siempre con su estilo sencillo, “claro como agua de manantial”, al alcance de todos.
Los libros de Edi Tacchi pertenecen a “este tipo de libros que tenemos en la mesa de luz, en nuestros lugares de estar para leerlos más de una vez” porque nos ayudan a vivir mejor, con más entusiasmo, con más alegría. Hasta en sus novelas sus personajes nos llegan tan hondo, “se nos tornan tan queribles y difíciles de olvidar, que no nos extrañaría encontrar alguno a la vuelta de una esquina”, dándonos una mano en un momento de desaliento. Son libros que deseamos regalar a familiares y amigos para compartir con ellos sus pensamientos y su “fresca, limpia y profunda literatura”. Lo que da valor a las palabras de Edi Tacchi, es que su lucha constante en sobrellevar serios problemas físicos, no afectan en nada su manera positiva de encarar la vida. Tiene desprendimiento de retina en sus ojos, sellados con rayos láser, que le impiden ver bien y dificultad al caminar, debido a causas traumáticas y no por enfermedad, a los cuales no da importancia.
Siempre se ocupó de su familia en primer término lo que no le impidió escribir durante toda su vida”, pero hace pocos años comenzó a dar a luz su vasta producción.
“Deseamos que quienes conozcan los libros de Edi Tacchi, los tengan junto a sí como verdaderos amigos”.
Nota: Semblanza de la autora tomada de palabras del profesor Horacio Carballal, q.e.p.d, en la presentación que hiciera de uno de sus libros. La autora agradeció en vida a la familia Carballal el permiso que le dieran para reproducir sus palabras.
Referencias
Mención SADE https://www.clarin.com/sociedad/entregaron-premios-sade_0_HyEb1XgRFg.html
Sitio del autor www.marroncico.com
NOTA:
EDI, tu esposo, tus hijos, tus nietos, tus bisnietos, primos, cuñados, sobrinos y sobrinos nietos estarán siempre contigo. Con amor y el alma calma, compartimos oraciones en el reencuentro con el Señor y la Virgen.
Marroncico, el Hombre de Blanco, Piruetina, Toso, el Gran Oso Mayor y todos los habitantes del mundo "Los osos que piensan"; la detective Mademoiselle Deni Lino de tus novelas de suspenso; Angela y Riana de "Un puente sobre el océano", con premio de SADE, y demás personajes de tus libros te agradecemos que nos hayas creado porque viviremos por siempre gracias a tu imaginación. Queremos que sepas que estarás también eterna entre nosotros por la pluma de tu obra. Te queremos mucho EDI TACCHI, como vos nos quisiste durante toda tu vida. El Espíritu Santo te guíe y te conceda tu ansiado ocaso inefable y remanso con el alma calma.
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